El diagnóstico de la diabetes se hace mediante una analítica de sangre para conocer cuáles son los valores de azúcar (glucosa) en la sangre. La elevación de los niveles de glucosa en la sangre puede acabar dañando algunos órganos especialmente sensibles, los denominados órganos diana, dando lugar así a las complicaciones crónicas de la diabetes.3 La diabetes mellitus tipo 2 es la más común y surge cuando nuestro organismo no produce o no usa la insulina adecuadamente. El problema es que al no generarse insulina desde los llamados islotes de Langenhans, situados en el páncreas, el azúcar en sangre no cuenta con esta especie de reparto que lleva ese azúcar a las células; se queda en el torrente sanguíneo, daña los vasos y, poco a poco, numerosos órganos.
La forma más común y efectiva de medir la glucosa es mediante un glucómetro, un pequeño dispositivo electrónico. Por eso es necesario saber reconocer los signos de hiperglucemia en personas senior para gestionarla a tiempo y prevenir posibles complicaciones. Además, los pacientes senior a menudo tienen comorbilidades y pueden estar tomando múltiples medicamentos que pueden influir en los niveles de glucosa. También es habitual que esta misma situación se empiece a dar en personas mayores de 60 años.
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- Además, pueden existir signos y síntomas específicos propios de la enfermedad subyacente.
- En el 80-85% de los pacientes con DM1 A podemos detectar algún marcador serológico en forma de autoanticuerpos contra el islote pancreático (ICA), contra la insulina (anticuerpos antiinsulina), contra la descarboxilasa del ácido glutámico (anticuerpos anti-GAD) y contra la tirosinfosfatasa (anticuerpos anti-IA-2).
- Los diabéticos tipo 1 suelen tener complicaciones médicas más graves y más tempranas que otros tipos de diabéticos.
Pruebas relacionadas:
En el momento del diagnóstico es posible que no existan signos ni síntomas de diabetes tipo https://controlaladiabetes.com 2. La American Diabetes Association (ADA) y la United States Preventive Services Task Force (USPTF) recomiendan realizar un cribado de la enfermedad en mayores de 35 años, o a cualquier edad si se trata de personas obesas y con algún factor de riesgo adicional. Ocasionalmente, pueden solicitarse otras pruebas para evaluar los niveles de glucosa en sangre, evaluar la función de algunos órganos y evaluar posibles complicaciones.
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune— algo hace que el sistema inmune ataque las células pancreáticas sanas que producen insulina. La diabetes mellitus (DM) o simplemente diabetes pertenece al grupo de enfermedades metabólicas y es el resultado de la incapacidad para regular los niveles de azúcar en la sangre. Si no se mantienen los niveles de azúcar en sangre establecidos, la diabetes mellitus puede provocar dos complicaciones importantes que pueden resultar peligrosas si no se conocen o no se sabe cómo actuar ante ellas. Con todo esto se consigue prevenir o retrasar el desarrollo de una diabetes tipo 2, además de conseguir que disminuya la concentración de glucosa en sangre. Actualmente no existe curación para la diabetes tipo 1, aunque hay avances prometedores en el área de tratamientos (inmunoterapia, vacunas, trasplante de células de islotes pancreáticos, etc) y estrategias para retrasar o prevenir la aparición de la enfermedad. La finalidad del tratamiento de la diabetes, que puede incluir modificaciones de la dieta, ejercicio físico y/o medicamentos como la insulina, no es otra que la de asegurar que los valores de glucosa en sangre se encuentren dentro de unos intervalos adecuados.
Valores de glucosa normal en ayunas
Sin duda, una esperanza para las casi 1 de cada 10 personas que padecen esta enfermedad en el mundo. Además, indican, el diagnóstico temprano también puede ir asociado con un mejor manejo de la glucosa, lo que acaba reduciendo el daño acumulado en el cuerpo y, por tanto, permite aumentar la esperanza de vida. En cambio, si los síntomas aparecían a los 40 o a los 50, la esperanza de vida se reducía únicamente 9 o 5 años de media respectivamente. De momento, retrasar la aparición de la diabetes solo es posible tratando de mitigar sus síntomas, como comentábamos al principio del artículo. Además, un análisis de este y otros genes implicados podrían abrir la puerta para terapias regenerativas y autotransplantes que permitirían a las personas diabéticas perder su dependencia ante la insulina externa.
La cantidad y el tipo de insulina inyectada debe ajustarse teniendo en cuenta la dieta de cada persona, la cantidad de comida que ingiere y el ejercicio que realiza. Algunos diabéticos tipo 1 llevan bombas de insulina, mecanismos programables, que se instalan en la cintura y suministran pequeñas cantidades de insulina, a través de una aguja subcutánea, a lo largo del día para simular una secreción normal de insulina. Para ello, deben comprobar su concentración de glucosa e inyectarse insulina varias veces al día. Se trata de una situación grave que requiere una hospitalización inmediata y un tratamiento específico para restablecer todas las condiciones de equilibrio del organismo. Con frecuencia, los síntomas aparecen de manera brusca y el diagnóstico suele hacerse en los servicios de urgencias.
En el caso de que los síntomas sean floridos y persistentes y las cifras de glucemia suficientemente elevadas, el diagnóstico será obvio en la mayoría de ocasiones. Esta profunda revisión de los criterios diagnósticos y de la clasificación de la DM se lleva a cabo en 1997 y 1998 en sendos documentos consensuados por los comités de expertos de la ADA (American Diabetes Association) y de la OMS8,9. El tratamiento de la DM2 y sus complicaciones supone en Canadá un coste de 7-10 billones de dólares anuales. El sistema sanitario norteamericano dedica el 14% de su presupuesto anual al tratamiento de la DM2 y sus complicaciones tardías.
Niveles de glucosa en personas mayores de 70 años
La iniciativa tiene por objeto difundir una información clara y rigurosa sobre cómo prevenir una enfermedad o, en su caso, evitar sus complicaciones.1 El estrés no ayuda, ya que libera hormonas como el cortisol o el glucagón (que los diabéticos emplean en forma inyectable cuando sufren una hipoglucemia muy severa) que aumentan el azúcar en sangre. Para aquellos que tienen diabetes o están en riesgo de desarrollarla, ya sea por herencia genética o malos hábitos cotidianos, el control de los hidratos de carbono es base, ya que se convierten en azúcar. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, los diabéticos deberían revisar los niveles de azúcar en la sangre al despertarse, antes de comer o beber algo, antes de una comida, dos horas después de una comida y a la hora de acostarse. La llamada diabetes juvenil o tipo I, insulinodependiente y que generalmente se manifiesta durante la infancia o pubertad con los cambios hormonales, necesita de un rigor máximo en el control para que la práctica totalidad del organismo no se resienta.
De este modo, se origina un déficit absoluto de insulina, siendo imprescindible SIEMPRE la administración de insulina desde el inicio de la enfermedad. Es debida a la destrucción completa de las células beta del páncreas que producen la insulina. La diabetes se produce por una falta de secreción de insulina por parte del páncreas, por disminución de su efecto o por ambas. Por lo tanto, la insulina es “la llave” que permite la entrada de glucosa (nuestra fuente de energía principal) en las células. En cada uno de los tipos de diabetes, además, se requieren tratamientos diferentes.